martes, 11 de junio de 2013

Masterchef y el cocinillas que llevamos dentro

Ya se puede hablar con tranquilidad de éxito para Masterchef. El programa estrella de TVE para esta temporada, cada día afianza más su audiencia, y consigue mejores datos. Por aquí, ya había hablado de las ganas de ver la versión española, y puedo decir, que estoy más que contenta.
 
El Jurado y la presentadora de Masterchef
 
Un programa con un éxito internacional tan potente, no parecía una gran riesgo, pero en sus primeras ediciones, más de uno temblamos con los datos. Pero no, falsa alarma. Masterchef gusta.
El formato es un copieteo de las ediciones extranjeras, pero tampoco pedíamos otra cosa. Los jueces son bastante encorsetados y a veces son muy falsos, con su fingida maldad que no nos creemos. Aunque como siempre el gran acierto es el casting. No vale de nada que seas el mejor cocinero del mundo. Si no tienes gracia y personalidad, no eres carne de reality, lo siento, monta un bar. Los concursantes tienen cada uno su perfil, y les ha quedado muy bien. La señora mayor simpática, el flipado cachondete, la niña mona inocente, el huérfano que cumple el sueño de su padre, el pedante, el niño prodigio de los postres. ¡Los tenemos a todos! Una buena mezcla bien aliñada, y tienes un reality de cocina rico rico.
 
AlgunoS de los concursantes de Masterchef
 
Además, estoy segura que más de uno se pica con las recetas y al día siguiente se baja al super a intentar el plato del programa anterior en sus fogones. Porque todos tenemos un cocinillas en nuestro interior. Al contrario que en otros realities, como los de cantar, cualquiera puede probar en casa. No todos tenemos una voz estupenda para creernos los próximos ganadores de La Voz. Pero todos tenemos una cocina y un horno esperando a ser usados en casa. Solo hay que ponerle un poco de ganas y podríamos convertirnos en el próximo Masterchef. O al menos el de nuestra propia casa.

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