Ya es sabido que soy muy italian-friendly así que me apetece hacer hincapié en la maravillosa costumbre de exagerar las palabras que tienen los italianos y utilizar el superlativo para todo. Porque allí las cosas nos son bellas, ni molto bellas, son bellísimas. Y aquí en Castilla nos suena cursi y demasiado, pero si un día te sientes superlativo, ¿por qué no decírselo al mundo? O mejor cantarlo, como Marco Mengoni en este caso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario